lunes, 22 de diciembre de 2008

Blanca Navidad

Qué belleza esconde la Navidad, cuando el cielo azul se torna de un plomizo y uniforme gris y sabes que se te caerá encima en forma de limpios copos albinos que son el reflejo de la felicidad de estas fechas. Es el momento de ver a los niños correr tras las palomas mientras los adultos pasean por los parques y los mayores mantienen agradables tertulias bajo el recostado sol de medio día. El sonido se vuelve sordo creando una extraña atmósfera de ensueño de la que despiertas suavemente cuando oyes el tierno risoteo de los pequeños jugando en el parque.
Este momento lo tenemos día tras día durante estas fechas en Madrid, solo que para la gente puede pasar desapercibido, os lo relataré para que prestando atención lo podáis disfrutar:
El cielo se torna de un plomizo y uniforme gris, a ambos lados de la calle, es igual de gris y plomizo pues el camión de la limpieza vomita sus entrañas sobre tu, hasta hace un segundo, colorida ropa, dejando sobre ella preciosas aguas de oscuro petróleo. Ahora con la vista nublada por la etérea mancha de gas toxico das un paso al frente para continuar tu hermoso paseo navideño. Qué bello, ahora si, el sonido de la navidad, cuando el claxon de un coche hace explotar tu corazón porque entre las lagrimas no has visto que estas sobre la calzada. Afortunadamente el pitido se vuelve más y más agradable ahora que viene acompañado de una sinfonía de insultos y desperdicios vocales sobre una acompasada base de rugir de motores. Con el estruendo de los camiones a tu izquierda, los estornudos por tratar de expulsar el impío aire de los pulmones, el suave ronroneo de las secreciones de los acatarrados a tu vera... ahora si es Navidad. ¡Oh, bella Navidad!